Cuando
conocí el cartel anunciador de la feria y, posteriormente, el programa de feria
me decidí a escribir la continuación de “Antequera: no es ciudad para jóvenes”.
Finalmente tras ver conocer la actuación del viernes 19 y leer la entrevista de
Ana Cebrián, concejala de festejos (cultura y patrimonio), decidí cambiar el
título y parte del cuerpo de esto que escribo a continuación. No es que
Antequera ahora sea ciudad para jóvenes, que no lo es, sino que trascienden
cosas más profundas que no solo afectan a la juventud.
La Feria
de Agosto que comienza hoy 17 de agosto no se va a caracterizar por ser una
feria para la juventud, porque independientemente que las actuaciones tengan
más o menos público (seguramente nos enteremos por las redes sociales en caso
de lleno) no se ha contado con ella. Pero esto ya sabemos que es habitual: la
participación ciudadana en Antequera suspende. En Antequera participan quienes
tienen intereses económicos o son parte en la administración. Véase en la
entrevista del pasado sábado en La Crónica: “lo votamos en la Fundación
Municipal de Cultura” o “hablamos con los caseteros”. Hoy en día es muy fácil
fomentar la participación ciudadana, existen medios que sin coste alguno nos
permiten conocer la opinión de la ciudadanía. El problema es que falta voluntad
política y es mucho más cómodo echarle la culpa a la gente y decir que si se
hiciera nadie participaría, porque ya sabemos que la verdad absoluta está de
mano del PP desde que gobierna y quienes pensamos que Antequera puede ser mejor
y diferente, somos anti-antequeranos y estamos urdiendo un complot para empañar
la majestuosa actuación del gobierno del señor Barón.
La
feria empieza con el descubrimiento de una placa conmemorativa a “El Pana”: una
persona que ha dedicado su vida al maltrato animal y de escasa conexión con la
ciudad. Además se descubrirá la fachada de la nueva capilla. Para mí, está muy
claro, cualquier inversión en la plaza de toros debe estar enfocada hacia
nuevos usos lejos del maltrato animal. La tauromaquia es un espectáculo con
fecha de caducidad en España, más en Antequera, donde en esta feria se han
reducido a dos los espectáculos de la tortura animal, para teñir Antequera de
machismo y sangre, bajo la utilización ilegal del logo de la UNESCO en la
cartelería.
No
quiero extenderme más, pero no puedo pasar por alto la actuación estelar de la
feria, Juan Magan, presentado con mucho ocultismo y a bombo y platillo, y que
en palabras de Ana Cebrián “no tiene nada que enviar a Beyonce”. Somos muchas
las personas en esta ciudad que, de diversas formas, luchamos contra el
machismo y todas sus formas de violencia para tener que pagar con nuestro dinero
a un “artista” cuyas letras están llenas de machismo.
Para terminar
la feria y como colofón final, se recuperan los fuegos artificiales. Se
recuperan como sinónimo de una economía boyante, aunque la deuda del
ayuntamiento siga dando miedo. Miedo que también pasan los animales en estos
espectáculos.
Sin
duda, esta feria no es la mejor forma de presentar nuestros bienes recién
incorporados a la lista de Patrimonio Mundial. El poco violeta que tiñe
Antequera, una de las puertas al futuro de Antequera, se ha teñido de rojo: de
la sangre de las mujeres asesinadas y olvidadas en las letras de Magan y la de
los toros en la plaza.
P.D.:
no he querido dedicar ningún párrafo al botellón porque merece una entrada solo
para él. Sólo voy a decir dos cosas: botellón no es sinónimo de borrachera y
miren los precios. Es muy fácil hablar con el bolsillo lleno.
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